Argumento ad verecundiam

Ser experto en algo no implica que todo lo que digas sobre ello sea cierto.

Argumento ad verecundiam

Aunque algunas veces puede ser apropiado citar a una autoridad para apoyar un punto, muchas veces no lo es. En cualquier caso no es ningún argumento o razonamiento per se. Apelar a una autoridad es particularmente inapropiado si:
-La persona no está cualificada para emitir una opinión de experto en el asunto.
-Las autoridades en el campo no están todas de acuerdo.
-La autoridad citada estaba gastando una broma, estaba borracho o de alguna forma no hablaba en serio.
Una variación de este falso recurso a la autoridad es la cita «de oídas», en la que se apela a una segunda o tercera fuente de la autoridad.
 

Ejemplos:
El economista John Kenneth Galbraith sostiene que una política monetaria austera es la mejor cura para la recesión. (Aunque Galbraith es un experto, no todos los economistas están de acuerdo en este punto).
Vamos camino a la guerra termonuclear. La semana pasada Ronald Reagan anunció que empezaría a bombardear Rusia en cinco minutos (en realidad lo dijo de broma probando un micrófono).
Un amigo escuchó en las noticias el otro día que Canadá le declarará la guerra a Serbia. (Esto es «de oídas», de hecho lo que dijo el locutor es que Canadá NO le declararía la guerra).
El «Ottawa Citizen» informó que sus ventas habían aumentado en un 5.9 por ciento. (Esto es «de oídas» porque no tenemos forma de verificar las fuentes de la publicación).
 

Para rebatirla:
Demuestre que no se realiza una argumentación lógica, únicamente se refiere uno a la autoridad como fuente de la verdad.

NOTA-Gracias a Leonardo y a Ariel Rodríguez Bosio que nos hicieron ver que habíamos cometido un error al explicar esta falacia. De hecho… ¡caíamos en varias falacias!

Cuando no se cita el origen, la definición y ejemplos están extraídos de una traducción de Jaime Wilson jwilson@bytecr.com a partir de: Stephen’s Guide to the Logical Fallacies. Copyright 1995-1998 Stephen Downes. Brandon, Manitoba, Canada.
Esos textos fueron retocados por Miguel A. Lerma, y ahora por nosotros, además de los procedentes de la Wikipedia, para adaptarlos a nuestro formato.